domingo, 20 de diciembre de 2009

El año del fin del mundo (o casi).

Miro por la ventana y el mundo sigue pasando. Desde la trinchera "low cost" de mi mesa camilla y al calor de mi estufa anticrisis, me sorprende que el 2009 no haya registrado un desastre mayor. Si el año que expira no ha cumplido sus cien amenazas de exterminio, sí que nos ha dejado un caudaloso río plagado de heridos. A lo largo del caudal veríamos a los miles de parados que desde primeros de año han sido arrastrados por esa fuerza colosal y devastadora que ha demostrado el frio músculo de la crisis económica. Es decir, miles de mundos arrasados. Pero no todos los mundos han navegado en la misma dirección. Se puede decir también que hemos asistido al "gran negocio del fin del mundo". Los desastres más rentables de los últimos tiempos nos han dejado caras inverosímiles: farmacéuticas dibujando sonrisas tras cada nuevo titular catastrofista sobre la Gripe A; ex-directivos de banca tristemente forrados gracias a los millonarios despidos de las empresas financieras que han llevado a la ruina; empresarios a los que la crisis no les ha rozado y que han encontrado razones para no llorar a lágrima viva, renegociando contratos con sus empleados o dejando caer algún que otro "ERE" con que recortar gastos "prescindibles". Un verdadero festival de buitres danzando sobre este cementerio improvisado en que se ha convertido el estado del bienestar. Pero el fin del mundo no precede siempre al infierno. Los portavoces de Dios en la Tierra y sus cien anuncios apocalípticos han sido buena prueba de ello. Aún así, ¿por qué no alegrarse de que este año fuera el del fin de la "era Bush" (a pesar del entusiasmo tembloroso que nos ha provocado la llegada de Obama)?, ¿por qué no celebrar los primeros pequeños gestos de los grandes paises en la lucha contra el cambio climático?, ¿por qué no confiar en que al fín nos encontramos ante los últimos coletazos de esta etapa de desastre económico? Probablemente, porque las promesas saben peor al final, cuando ya no pueden seguir siendo promesas, porque yo no soy del Barca, porque Berlusconi tuvo que sangrar para parecer humano y porque Michael ha muerto.
VotarVotos participante1 año en 1 postVotarVer otros participantes