sábado, 27 de junio de 2009

El niño condenado a genio.

La autenticidad tiene un precio. Mi padre intentó explicármelo hace muchos años poniéndome de ejemplo la tempestuosa y recortada vida del legendario cantaor flamenco Camarón de la Isla. Como era predecible (para cualquiera menos para mi padre), un niño de 6 años, por lo menos en los ochenta, no sabía muy bien lo que era la heroína ni la relación que la droga acostumbraba a tener con el mundo del espectáculo, en aquellos tiempos o en estos. Necesité algún año más para comprender aquella cotidiana asociación, que mi padre apenas sabía expresarme, entre extravagancia y genialidad, creatividad y excentricidad, arte y locura. Estos días, en que la vida y obra del universal Michael Jackson es obstinada noticia en todo el mundo debido a la muerte del ídolatrado artista, vuelven a rondarme aquellas indescifrables corelaciones que tanto me fascinaban en la adolescencia.
Habríamos de construir un psiquiátrico gigantésco si nos planteáramos la posibilidad de meter en él a todos los genios más o menos majaretas de la historia. En nuestra ilustre y desvariada lista cabrían todo tipo personalidades. Demócrito, que se quitó la vista para pensar con mayor lucidez y crear la teoría sobre la estructura del átomo. Antonin Artaud, poeta con trastorno bipolar que dirigió el laboratorio de experimentación de los surrealistas, empeñados en desentrañar y aprovechar al máximo los mecanismos del cerebro y de la locura (Dalí y su método paranoico-crítico es uno de sus exponentes). Vincent Van Gogh, el inolvidable pintor que fue incapaz de hacer convivir al artista con su sufrimento existencial. El matemático John Nash, que inspiró la película Una mente maravillosa. O el famoso caso del cerebro de Albert Einstein, del que se piensa que sufría ciertas anomalías estructurales en el lóbulo izquierdo que podrían estar relacionadas con la genialidad del creador de la teoría de la relatividad.
Lo cierto es que la ciencia se empeña en desmitificar tan literaria asociación. La mayoría de los esquizofrénicos tienen un coeficiente intelectual límite o por debajo de la media. La depresión o la ansiedad no son precisamente desencadenantes de las mejores ideas, sino todo lo contrario, dificultan el pensamiento racional ubicado en el cortex prefrontal. Sin embargo, el entorno familiar y cultural y las experiencias en la infancia sí parecen mostrarse como detonantes de ciertos desarrollos extraordinarios de la inteligencia y la creatividad. Según Francisco Mora, catedrático de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid: "las facultades creadoras ya existen antes de manifestarse la enfermedad. Proust, debido a la alergia que tuvo de niño [síndrome de EPOC], nunca más pudo llevar una vida normal. Se dice que su genialidad se debe a su necesidad de recrear algo que él nunca más podría sentir. En la selva, aislados, un Mozart o un Einstein hubiesen sido como chimpancés. Hay que tener en cuenta que el 75% de nuestro cerebro se hace con el ambiente. La insatisfacción es lo que empuja al genio a crear, y eso tiene un fundamento neurológico".
¿Puede llegar a ser "normal" una persona idolatrada desde la más tierna infancia?. ¿Es necesario romper con la cuadratura cultural en la que nacemos y que mamamos para crear de manera radicalmente innovadora?. ¿Cuáles y cuántos cables deben quemarse para que el cerebro pueda reconstruir, desde un hipotético caos interior, la luz de una personalidad excepcional?. Jackson llegó a pervertir su propia humanidad con comportamientos que solo pueden entenderse desde el esperpento "valle-inclanesco". Aún así, el genio loco que fué y que asombró al mundo con su estilo insólito, su genuina definición plástica del ritmo y su creatividad, pudo ser solo una victima. La víctima de una infancia desvirtuada, sustraida de su equilibrio emocional y que lo condenó a aspirante a niño imposible y malcriado hasta el día de su muerte. Descanse en paz el niño condenado a genio.

miércoles, 24 de junio de 2009

Condenado a besar

Con el primer beso empezaron las mentiras. Mentí para reconfortar a tías solteronas o malqueridas. Mentí a primos próximos y lejanos, a desconocidos que mis padres llamaban "compadres" y que eran diestros embusteros, a ancianos monstruosos. Mentí hasta los catorce, cuando Patricia, que solo tenía un buen culo, me sinceró un beso nervioso y me reveló la ternura posible de unos labios. Lo terrible es que mentir no se olvida y que los padres, por imperativo profesional, son gilipollas. Enseñar a besar es una indecencia.

lunes, 15 de junio de 2009

¿Cómo se hace una maleta?

Tengo todo lo necesario para, al fin, hacer feliz a mi esposa. Toda la ropa enredada, peleándose sobre la cama; las puertas bien abiertas, esperándome; la certeza de que ella lleva poniéndomelos al menos 6 meses; incluso he calculado con rigor lo más importante, el espacio necesario donde meter todo mi precario vestuario. Pero cuando ella me dijo: "así que ya sabes, hazte una maleta y largo", no me explicó ni un poquito cómo se hace una maleta. Así que aquí estoy, dudando si llamar a un maletero o buscar en internet algún manual que titule algo así: "Cómo fabricar una maleta fácil y rápido".

sábado, 6 de junio de 2009

Tres historias de los clásicos "Cronopios" de Cortázar.

No todos los escritores llegan a adaptarse a la vida en las nubes. La mayoría, de hecho, busca el contacto con el suelo anhelando el con-suelo de unas normas bajo las que regir su enjaulado y temeroso arte. Julios Cortázar no tenía vértigo, vivía a sus anchas en los espacios abiertos y desprotegidos. Por eso su escritura nunca es predecible, ni encorsetada si quiera. Cortázar no anda, vuela sobre la plana realidad y escribe sobre ella con libertad, mirando siempre con sus propias gafas para ver de lejos. Lo que Cortázar ve, no se puede ver pisando el suelo de las palabras que usan los autores terráqueos. Algunos autores, ya han cortado sus alas y pisado sus gafas. Dejad que Cortázar os enseñe cómo se mira desde las nubes.


Vialidad

Un pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca terriblemente y saca una libreta con tapas azules.

-¿No sabe manejar, usted? -grita el vigilante.

El cronopio lo mira un momento, y luego pregunta:

-¿Usted quién es?

El vigilante se queda duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que no hay error.

-¿Cómo que quién soy? ¿No ve quién soy?

-Yo veo un uniforme de vigilante -explica el cronopio muy afligido-. Usted está dentro del uniforme pero el uniforme no me dice quién es usted.

El vigilante levanta la mano para pegarle, pero en la mano tiene la libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y él no podrá contestarlas ya que no sabe quién se las hace y entre desconocidos uno no puede entenderse. (1952)



Almuerzos

En el restaurante de los cronopios pasan estas cosas, a saber que un fama pide con gran concentración un bife con papas fritas, y se queda deunapieza cuando el cronopio camarero le pregunta cuántas papas fritas quiere.

-¿Cómo cuántas? -vocifera el fama-. ¡Usted me trae papas fritas y se acabó, qué joder!

-Es que aquí las servimos de a siete, treinta y dos, o noventa y ocho -explica el cronopio.

El fama medita un momento, y el resultado de su meditación consiste en decirle al cronopio:

-Vea, mi amigo, váyase al carajo.

Para inmensa sorpresa del fama, el cronopio obedece instantáneamente, es decir que desaparece como si se lo hubiera bebido el viento. Por supuesto el fama no llegará a saber jamás dónde queda el tal carajo, y el cronopio probablemente tampoco, pero en todo caso el almuerzo dista de ser un éxito. (1952-1956)



'Never stop the press'

Un fama trabajaba tanto en el ramo de la yerba mate que-no-le-quedaba-tiempo-

para-nada. Así este fama languidecía por momentos, y alzando-los-ojos-al-cielo exclamaba con frecuencia: "¡Cuán sufro! ¡Soy la víctima del trabajo, y aunque ejemplo de laboriosidad, mi-vida-es-un-martirio!".

Enterado de su congoja, una esperanza que trabajaba de mecanógrafo en el despacho del fama se permitió dirigirse al fama, diciéndole así:

-Buenas salenas fama fama. Si usted incomunicado causa trabajo, yo solución bolsillo izquierdo saco ahora mismo.

El fama, con la amabilidad característica de su raza, frunció las cejas y estiró la mano. ¡Oh milagro! Entre sus dedos quedó enredado el mundo y el fama ya no tuvo motivos para quejarse de su suerte. Todas las mañanas venía la esperanza con una nueva ración de milagro y el fama, instalado en su sillón, recibía una declaración de guerra, y/o una declaración de paz, un buen crimen, una vista escogida del Tirol y/o de Bariloche y/o de Porto Alegre, una novedad en motores, un discurso, una foto de una actriz y/o de un actor, etc. Todo lo cual le costaba diez guitas, que no es mucha plata para comprarse el mundo.

jueves, 4 de junio de 2009

Tu no sabes lo que es el éxito.

- ¿Has sentido alguna vez cómo es que te arranquen el alma, amigo mío? Seguro que tu no sabes qué se siente cuando de pronto se cierra el grifo mientras te estas dando el más extasiante y lujurioso baño de éxito. Sentir el regocijo de las miradas, abrumadas por la simple cercanía de tu presencia. Apuesto a que nunca has sentido el vértigo de esa enormidad y que, por lo tanto, no has sentido el aterrador vacío de la indiferencia, la muerte cruel del ostracismo repentino de quien se sintió el colmo. El éxito es una comida copiosa y el fracaso, el obligado postre, querido amigo, azúcar y veneno deshaciéndote las entrañas.
- Yo no comprendo ese dolor, amigo que acabo de conocer en este bareto infame. Pero te puedo decir que yo solo he conocido el éxito. Tengo reconocimiento, algo de dinero, sexo nada despreciable, pero ¿sabes?, cuando llego a mi casa y mi perro me organiza una fiesta de cariño desbordante, nunca pienso que "Toby" lo hace por codearse conmigo o para invitarme a una copa. Mi perro me pone en mi sitio cada día a lametazos.