domingo, 20 de diciembre de 2009

El año del fin del mundo (o casi).

Miro por la ventana y el mundo sigue pasando. Desde la trinchera "low cost" de mi mesa camilla y al calor de mi estufa anticrisis, me sorprende que el 2009 no haya registrado un desastre mayor. Si el año que expira no ha cumplido sus cien amenazas de exterminio, sí que nos ha dejado un caudaloso río plagado de heridos. A lo largo del caudal veríamos a los miles de parados que desde primeros de año han sido arrastrados por esa fuerza colosal y devastadora que ha demostrado el frio músculo de la crisis económica. Es decir, miles de mundos arrasados. Pero no todos los mundos han navegado en la misma dirección. Se puede decir también que hemos asistido al "gran negocio del fin del mundo". Los desastres más rentables de los últimos tiempos nos han dejado caras inverosímiles: farmacéuticas dibujando sonrisas tras cada nuevo titular catastrofista sobre la Gripe A; ex-directivos de banca tristemente forrados gracias a los millonarios despidos de las empresas financieras que han llevado a la ruina; empresarios a los que la crisis no les ha rozado y que han encontrado razones para no llorar a lágrima viva, renegociando contratos con sus empleados o dejando caer algún que otro "ERE" con que recortar gastos "prescindibles". Un verdadero festival de buitres danzando sobre este cementerio improvisado en que se ha convertido el estado del bienestar. Pero el fin del mundo no precede siempre al infierno. Los portavoces de Dios en la Tierra y sus cien anuncios apocalípticos han sido buena prueba de ello. Aún así, ¿por qué no alegrarse de que este año fuera el del fin de la "era Bush" (a pesar del entusiasmo tembloroso que nos ha provocado la llegada de Obama)?, ¿por qué no celebrar los primeros pequeños gestos de los grandes paises en la lucha contra el cambio climático?, ¿por qué no confiar en que al fín nos encontramos ante los últimos coletazos de esta etapa de desastre económico? Probablemente, porque las promesas saben peor al final, cuando ya no pueden seguir siendo promesas, porque yo no soy del Barca, porque Berlusconi tuvo que sangrar para parecer humano y porque Michael ha muerto.
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viernes, 13 de noviembre de 2009

Un pais en el infierno

¿Cuánto mide el infierno? Recuerdo que en mi tierna infancia oir hablar de dimensiones infinitas, por ejemplo del universo, me llenaba de impotencia y desasosiego. INFINITO. Resulta un concepto inasible al entendimiento, se marcha más allá del cortex prefrontal, no tiene lugar en nuestro angosto cráneo y viaja en busca de un cerebro mayor, más desarrollado, en el futuro. El infinito es demasiado. Pero en los últimos años los físicos parecen haber engendrado una serie de nuevas teorías en las que el universo, por fín, podría tener límites. De hecho, muchos límites. Las últimas teorías hablan de multiversos, de infinitos (la palabra insiste) universos que se organizan de manera similar al de las muñecas Matrioshka, es decir, que nuestro universo pertenece a un conjunto de universos de número limitado y que está dentro de un universo mayor. Este gran universo también compartiría "espacio" con otros dentro de uno mayor y así sucesivamente. En definitiva, una orgía de universos penetrados unos dentro de otros sin fín, infinitamente. Pero si el espacio físico esta así organizado (hasta que se demuestre lo contrario), ¿qué pasa con el espacio espiritual?, ¿tiene límites el cielo?. Y lo que aún me resulta más preocupante (por el número de demandantes), después de las palabras del portavoz de la conferencia episcopal, ¿cuanto mide el infierno?
A mí no me salen las cuentas. Juan Antonio Martinez Camino, portavoz de la conferencia episcopal, declaró hace unos días pecadores públicos (lo dice con mucho acento, como si no fuera mucho más indecente pecar en privado, escondidos torpemente de la visión omnipotente de Dios) a todos los ciudadanos católicos (los que no lo son también, ¿porqué no?) que voten a un partido que legitima el aborto. Me da la impresión de que lo que intenta Juan Antonio es no tener que hacer cola para entrar con honores en el paraiso celestial. Según mis cuentas, el país en pleno se vería abocado a pasar toda la eternidad (otra palabra inasible) en un lugar que es como Sevilla a finales de Julio pero llena de gente indeseable y que no está haciendo turismo cultural precisamente. El infierno necesitará, sin duda, un nuevo plan urbanístico para ubicar a tanto pecador. Sumemos. Si pensamos que pecadores son todos los votantes del Psoe, cada vez menos pero muchos aún, por suerte o por desgracia; lo son, posiblemente de nacimiento, todos los votantes de IU o el Pce; pecadores son también los que votan a Rosa Díez y no solo por votar a la incoherente más supina de la política nacional sino por votar a un partido que se declara anticlerical; a estos añadimos todos los extremeños por dejar que parte de sus impuestos se destinen a enseñar a masturbarse a sus criaturas; "pecadorísimos" son también todos los homosexuales, estos además es que se lo han buscado; y, porsupuesto, todos los votantes del PP, porque no sé si la memoria le fallará señor portavoz pero el Partido Popular gobernó su malratada España durante 8 años, 4 de ellos con mayoría absoluta, en los que una ley del aborto que despenalizaba la interrupción del embarazo, que asesinaba a seres humanos según ustedes mismos, permitió mas de medio millón de abortos. En base a estos números, ¿cómo espera usted explicar a Dios que ha hecho bien su trabajo de salvación allí donde estuvo destinado en la Tierra? Creo que se ha ganado usted una bronca algo seria por parte del jefe.
Ya me imagino al bueno de Labordeta haciendo su bonito programa televisivo con la mochila a la espalda y con el sano propósito de hacernos llegar a esa gran colonia de españoles los rincones más inexplorados e ignotos del Infierno. Porque allí estaremos todos, condenados por la ineptitud del portavoz de la conferencia episcopal, por su devoradora necesidad de acojonar a todo bicho viviente. Todos menos los discapacitados síquicos que, como sabrán, tienen su sitio en el Purgatorio desde que los altos mandatarios de la Iglesia se dieran cuenta de que sus almas no eran carne de Cielo ni de Infierno (!qué acierto haber abierto el Purgatorio!). En cualquier caso, si algo de bueno traerá consigo la muerte será que, definitivamente, perderemos de vista al inconsciente de Martinez Camino. Nosotros al Infierno y él al Purgatorio, cada uno en el lugar que le corresponde, cada cual respondidendo en el ultramundo por los méritos hechos en la vida terrenal.

sábado, 7 de noviembre de 2009

La exposición de lo inalterable.

La sombra de una mesa que dibuja un reloj invisible y que marca la hora de una tarde perfecta; un niño volando, detenido en el tiempo, como soñando cruzar el Guadalquivir de un salto prodigioso; la promesa de una cena mágica en un restaurante imposible frente a la Catedral; una mirada oblicua que redescubre el puente más mirado de Sevilla, el viejo y amable puente de Triana; una luz fantasmal que zigzaguea por entre los naranjos del patio de banderas ante la presencia tenaz y luminosa de la Giralda; y así hasta 25 instantáneas que son las que el fotógrafo Pedro José Saavedra expone durante todo el mes de Noviembre en el bar "El Tejar" en Triana. Pero el pasado jueves 5 de Noviembre no solo pude asistir a la inauguración de esta intresante exposición sino que también, en la profunda Triana, pude sentir el peso insoportable de lo eterno, de lo inamovible. Constantes que nos rodean y que amenazan con quedarse para siempre, invitándonos a disfrutarlas y a sufrirlas sin remisión por los tiempos de los tiempos. Allí se inauguró no solo un homenaje a Sevilla, también se inauguró la exposición de lo inalterable.
Pedro en su exposición no retrata Sevilla, la idealiza. Recorre la piel de su amada esquivando las arrugas, las cicatrices y las grietas desmaquilladas. Se dedica a amar devotamente a la Sevilla que quiere ser histórica, que no está dispuesta a ser conocida más que por su gracia natural y su belleza fotogénica. La convierte en un decorado magnífico donde solo es posible la sevillanía. Y, ciertamente, en esto de dar brillo y pulido a la realidad Pedro es un maestro indiscutible. Pero la Sevilla que Pedro evitó, buscando la esencia de la memoria visual de su ciudad, no la ignoró, en aquella noche inaugural, la lógica de estos tiempos de crisis. Momentos en donde una sensación de tiempo perdido, de perplejidad ante los desastres económicos y políticos, de hastío paralizante y depresivo nos envuelve allí donde estemos como una segunda piel que nos marca como al ganado, distinguiéndonos ante la historia como fortuita y amarga cosecha de este tiempo gris. Comprendí que, como en las fotos de Pedro, parece que existe una fuerza latente y profunda en la humanidad que se empeña en llevarnos al mismo sitio, en repetir épocas y errores, en perseverar en lo tradicional, como en un eterno retorno, por más que queramos rebelarnos contra ella.
Era una de esas primeras noches de otoño, agradablemente frescas. Desde las 9, el bar se fue llenando progresivamente, a ritmo lento pero constante, al compás de las primeras cervezas y los primeros amigos. Pronto, al calor de la confianza y la copa, la gente se fue desvistiendo y las miserias de los presentes, treintañeros casi todos, fueron cayendo con naturalidad por el peso del desahogo. Un amigo contaba los traspiés permanentes de su relación de pareja. Otro hablaba de trabajo, de la suerte de haberse encontrado con un nuevo encargo que le permitiría vivir tranquilo los próximos tres meses y que, después, lo incierto volvería a ser rutina. Otra amiga no hablaba, al menos no con nosotros, aunque me temo que no hacía más que reprocharse interminables frustraciones, como si la voz le hubiera sido secuestrada por la culpa hasta que el sufrimiento fuera lo suficientemente cuantioso como para pagar el rescate. Otra hablaba de pasión, de visceralidad, de juventud, de nostalgia. Otro de éxito y de futuro. Futuro y cuerda floja. Los treintañeros parecemos islas desiertas, pensé. Hemos vivido vidas que podrían haberse vivido en 40 años pero reímos y bailamos con el futuro como si tuvieramos 20. Somos los primeros treintañeros del siglo XXI, dijo un amigo con un orgullo increible, con una esperanza que se agotó nada más salir de su tráquea.
Poco tiempo pasó antes de que la conversación se centrara en lo meramente político. Una amiga decía que había leido a Lorrie More (la joya literaria estadounidense además de despiadada cronista de la América insondable) decir en una entrevista que habíamos tenido la mala suerte de haber conocido a Obama demasiado tarde. Veinte años atrás, "un Obama" podría haber alterado este presente pero el mundo occidental actual estaba demasiado macro-organizado como para que un hombre como él pudiera hacer algo verdaderamente crucial para cambiarlo. Recuerdo que comenté que había oído en las noticias que Gordon Brown había propuesto al G-20 la imposición de una tasa a las grandes instituciones financieras internacionales para crear un fondo que prevea las grandes fiascos bancarios con objeto de que no sean los contribuyentes los encargados de rellenar los hondos agujeros dejados por las ambiciones irresponsables de los especuladores, como hemos visto con vergüenza los últimos meses. Al momento me vino a la cabeza la fantástica novela "El Gatopardo", de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Da la sensación de que la política contemporánea ha comprendido que, como en la memorable novela, es necesario hacer pequeños gestos, aparentes esfuerzos que no toquen lo esencial, "cambiar algo para que todo siga igual". Nada ha de moverse, como la imagen de la Giralda, como el sistema político incuestionable que tanto nos cabrea. Los treintañeros, los herederos de las bondades de la transición española tampoco hemos de hacer nada para inquietar nuestra suerte porque hemos venido al mundo a sentirnos agradecidos, aunque aún no sepamos de qué.


La cervezas se fueron transformando en licores más desesperados. De igual manera las conversaciones se volvieron más apasionadas a la vez que los contertulios iban saliendo de sus particulares armarios. No está demostrado que el alcohol alimente el ingenio pero sí que adormezca la prudencia y la memoria. En un momento dado de la tertulia me dio por hacer un alegato teórico de la Anarquía. Defendía la necesidad de reconocer el fracaso absoluto de esta democracia antidemocrática. Defendía la ofuscación ante un sistema que no merece más compasión, que ya ha agotado su crédito y que no representa al pueblo y sí el stablishment de los partidos y de las grandes empresas multinacionales. Defendí la obviedad en realidad. Pero no todo el mundo quiso minimizar la parte del alegato de la anarquía. El amigo de un amigo, desconocido absoluto para mí, quiso convencer a la parroquia de que la Anarquía era una idea objetivamente violenta, generadora de un egoismo sin fín y que niega el orden, el estado y hasta el holocausto si me apuras. Mis réplicas fueron vehementes. Tan furibunda llegó a parecer la discusión (parecerlo, porque en ningún caso fue agresiva o personalmente ofensiva) que los amigos callaron alrededor temiendo que el silbido de alguna respiración fuera la chispa incendiaria que causara la reedición de una guerra civil en miniatura. Yo recurrí a "Dios y el estado " de Bakunnin, a Proudhon, al socialismo utópico (libros y teorías que por supuesto mi rival no había leido en su vida). Lamenté que el wishky escondiera de mi memoria aquella hermosa frase de Reclus: "la anarquía es la máxima expresión del orden, basado en cosas naturales, sin coacciones ni violencias", tan inútil para convencer al facha modernito recién destapado y tan apropiada para dar lustre a un argumento, el mío, de por sí dificil de defender. Si las discusiones políticas bañadas en priva no terminan en pelea abierta, acaban seguro en abrazos y amistad, patética pero emotiva, que no durará más de otra copa. Así sucedió y aquí paz y después gloria.
Nada a nuestro alrededor parece dispuesto a derrumbarse aunque las grietas sean kilométricas y las posibilidades de caer al abismo sean cada día mayores. Permanecer impasibles es la única alternativa porque el miedo a cambiar hasta lo que ya huele a muerto es demasiado poderoso. Pero alguien tiene que recoger el testigo, es inevitable. Alguien tendrá que hacerse cargo del futuro. Alguien tendrá que hacerse cargo del clima, del porvenir de nuestra patológico sistema económico, del futuro de una democracia que solo es una palabra tranquilizadora, de la impunidad en la que viven los "representantes" del pueblo, de la vieja e inalterable Sevilla de la postal y la autocompasión. Mientras Obama se multiplica , te espero en El Tejar, que Pedro invita a soñar.

domingo, 25 de octubre de 2009

Antisistema

¿Cuánto tiempo eres capaz estar siguiendo el juego? ¿Cuánto tiempo estuviste mirando a otro lado mientras tus padres se afanaban en ocultar de manera absurda que ellos eran los únicos culpables de los regalos de reyes? ¿Cuánto tiempo estuviste insistiendo en acudir a maltrechas y apagadas sonrisas cuando ella, desesperada, te miraba buscando lo que tu ya sabías que no podías seguir inventando? Somos expertos en fingir porque estamos fabricados para seguir adelante, para tragar saliva y seguir caminando, arrastrando el peso tenaz de la cruz que entendemos que nos corresponde. En estos tiempos vivimos unos días repletos, rebosantes de tareas, aficiones-tareas, placeres-tareas, relaciones-tareas, como si el verdadero ocio, el que no ha de parecerse a un compromiso sino a una libertad real donde mirar al mundo sin estar obligado a aceptarlo no fuera más que un mito, una leyenda urbana que pertenece más al mundo del adolescente inconsciente, iluso o inadaptado que al del adulto "comprometido", comprometido con la realidad. Pero, ¿de qué realidad hablamos?, ¿con qué estamos comprometidos?.


Estos días la vergüenza que me provoca esta realidad se ha vuelto inaceptable. Estos días me he sentido incapaz de seguir justificando las perversiones de nuestro sistema político. Hasta hoy he aplicado una suerte de sentido de la responsabilidad social a la que, hasta ahora, he acudido súbitamente, como llevado por el viento, como si ser responsable supusiera excusar y comprender las antidemocráticas actitudes de nuestros (suyos mucho más que nuestros) políticos porque éstas solo representaban obligados avatares, lastre irremediable o pequeñas grietas de nuestro impecable sistema democrático que, como todos sabemos, no puede ser perfecto porque nada lo es. Y es que a veces lo que está más cerca se vuelve invisible. El bipartidismo se ha convertido en la más terrible venganza que nos podían desear las dictaduras caídas del siglo XX, imposturas democráticas que revelan que no hace falta parafernalia simbolista o exhibición militar para gobernar sin oposición, sin control REAL. Cada día, incontables titulares de periódicos nos hablan de las continuas injerencias de los políticos en la vida judicial. Nos cuentan cómo en España los dos principales partidos se acusan mutuamente de hacer o no hacer al respecto de decisiones de índole penal, como si la gente no supiera que éstas deben ser trabajo exclusivo del poder judicial, del "independiente" poder judicial. Ayer leía cómo un partido (el PP en este caso) se peleaba internamente por el control de una caja de ahorros como hermanos conspirando por conseguir un trato privilegiado de mamá (y vaya madre). Injerencia ésta aún más inmoral si cabe. La trama Gurtel, además, aunque no nos ha enseñado nada nuevo sobre la escasa capacidad de los políticos de repeler el soborno y la corrupción, sí nos ha mostrado con descaro extremo que la vergüenza, la autocrítica y el reconocimiento de las responsabilidades propias ante quienes les pagan y sostienen no son valores que les afecten en absoluto. Sin duda, lo más descorazonador de todo este ejercicio de infamia ha sido la respuesta de nosotros, del pueblo, impasible ante lo que nunca debería parecer algo habitual y, por ende, disculpable. La actitud cotidiana del PP de reprochar a diestro y siniestro , por ejemplo, la política económica del gobierno sin la más mínima explicación de cual es la propuesta que contrarestaría tanto desatino, es otra muestra de que nada importa lo que seamos de verdad, de que solo importa lo que parezcamos nosotros y lo que parezcan los otros. Nadie quiere ser nada, por si acaso. Y qué decir de la deriva incontrolable de la socialdemocracia, aún más desorientada en estos tiempos en que no caben medias tintas ni soluciones intermedias. Una socialdemocracia que ya no es respuesta para la izquierda y que, por momentos, parece también olvidada de sí misma, alejada de esa razón de ser como alternativa socialista al comunismo. ¿Qué día los debates en el parlamento son más interesantes para la gente que paga a esos políticos que meras riñas vacías de contenido, tan cotidianas en peleas televisivas del mundo del corazón o en discusiones futbolísticas?
Mientras me encontraba escribiendo esta rabieta definitiva, he vivido una de esas casualidades fantásticas que ocurren a veces y que aportan luz justo cuando sientes que tu vela ya no arde con el fulgor necesario para seguir enjendrando un argumento suficientemente sólido. En El País de hoy, un artículo oportunísimo de Paolo Flores d'Arcais, filósofo, periodista y editor italiano responsable de la revista MicroMega, hablaba justamente de este asunto como una problemática a nivel europeo, evidenciando que es mucho más grave de lo que parece. En "La traición de la socialdemocracia", Paolo dice: "El carácter de aparato, de burocracia, de nomenclatura, de casta, que han ido adquiriendo cada vez más, incluso en la izquierda, quienes, por decirlo con palabras de Weber, "viven de la política" y de la política han hecho su oficio. La transformación de la democracia parlamentaria en partidocracia, es decir, en partidos-máquina autorreferenciales y cada vez más parecidos entre sí, ha ido haciendo progresivamente vana la relación de representación entre diputados y ciudadanos. La política se está convirtiendo cada día más en una actividad privada, como cualquier otra actividad empresarial. Pero si la política, es decir, la esfera pública, se vuelve privada, lo hace en un doble sentido: porque los propios intereses (de gremio, de casta) de la clase política hacen prescindir definitivamente a ésta de los intereses y valores de los ciudadanos a los que debería representar, y porque el ciudadano se ve definitivamente privado de su cuota de soberanía, incluso en su forma delegada". En otro párrafo continúa con su lúcida reflexión: "La socialdemocracia ha llegado a aceptar las más "tóxicas" invenciones financieras, y no ha hecho nada concreto para acabar con los "paraísos fiscales" o el secreto bancario, instrumentos del entramado económico-mafioso a nivel internacional, con el resultado de que el poder de las mafias se extiende por toda Europa, desde Moscú a Madrid, desde Sicilia hasta el Báltico, y ni siquiera se habla de ello. Y dejemos correr el problema de los medios de comunicación, absolutamente crucial, dado que "una opinión pública bien informada" debería constituir para los ciudadanos "la corte suprema", a la que poder "apelar siempre contra las públicas injusticias, la corrupción, la indiferencia popular o los errores del gobierno", como escribía Joseph Pulitzer (¡hace ya más de un siglo!), mientras que nada han hecho las socialdemocracias por aproximarse a este irrenunciable ideal.
La socialdemocracia debía distinguirse del comunismo en sus métodos, mediante la renuncia a la violencia revolucionaria, y en sus objetivos, mediante la renuncia a la destrucción de la propiedad privada de los medios de producción. No estaba desde luego en su ADN, por el contrario, la abdicación a condicionar a través de las reformas (es decir sustancialmente) la lógica del mercado, volviéndola socialmente "virtuosa" y sometiéndola a los imperativos de una constante redistribución del superávit tendente hacia la igualdad".
La izquierda reclama un faro, una reformulación que no tiene porqué huir de nada pero que sí necesita una adaptación coherente a la realidad actual, porque si no resultas coherente con esta realidad cómo puedes llevar ésta a otro sitio. Y más allá de los partidos, o mejor dicho, justo en el núcleo y la periferia de estos partidos, el SISTEMA. Un sistema que es la esencia misma del fracaso de la democracia, con una ley electoral que condena al bipartidismo, que aisla al gobernante de su elector y viceversa y que cada cuatro años da una limosna traidora que compra el silencio de la soberanía popular. Yo soy un antisitema. Pero lo más preocupante a mi entender es el nivel ético, tan asombrosamente poco cuestionado por la sociedad, de las piezas ejecutoras de nuestro sistema, o sea, los políticos, que es de una bajeza tan pronunciada y generalizada que da miedo pensar dónde está la raíz de tanta desvergüenza, si ésta es inherente a la profesión política o a la raza humana. Lo dicho, mientras la democracia no alcance la relevancia que merece ni cumpla con su esencia ideológica auténtica, yo, a pesar de haber despreciado y vilipendiado conscientemente este término, seguiré diciéndome antisistema, anti-este-sistema.


sábado, 12 de septiembre de 2009

El pescadero contra la escama: (3) Los niños siempre comen pizza

El cliente del bigote negaba con la cabeza mientras leía algo en el periódico. Parecía preocupado por exhibir su opinión abiertamente. "Menudo país que tenemos, ponme una dorada y me la limpias por favor". Al principio (tenía un día espeso), el menudo se me cruzó con la dorada y dudé si lo que el hombre me pedía era que limpirara el país. Pronto recuperé la noción de mi profesión y me limité a limpiar el pescado. "Un cuchillo y unas tijeras parecen poca artillería para enfrentar una revolución sangrienta", pensé con una sonrisa íntima mientras destripaba la dorada con desdén. Luego pensé en la triste vida de aquel pez en la piscifactoría. Una vida previsible, llena de horarios y relaciones superficiales. Luego sentí pena de mí mismo. Al darme la vuelta con la dorada perfectamente desfigurada me encontré a una señora con sus dos hijos, que no era clienta habitual, hablando apasionadamente con el señor del bigote. "Tiene usted razón, la culpa es de los padres. ¿Cómo es posible que no sepan que sus hijos salen a emborracharse?, ¿cómo no saben que eso no les va a traer nada bueno?. Yo no lo entiendo". "Señora, es un problema de educación, los hijos no respetan a los padres porque estos no se dan a respetar, se limitan a defender a los niños en todos los aspectos de su vida, en el colegio, en la casa, con los demás niños, con lo que los niños se acostumbran a tomar todas las decisiones que a ellos respecta y esto, porsupuesto, acaba siendo dramático", dijo el del bigote muy indignado con un volúmen de voz que superaba el necesario para que la señora le pudiera oir nítidamente. Al terminar su discurso pareció bajar de un púlpito, cogió la bolsa con la dorada, me dió las gracias y se fue como abriéndose paso entre la espesa estupidez del mundo. "Qué razón tiene el señor", me dijo la señora como si acabara de oir a Jesucristo. Yo asentí (asentir es parte de mi trabajo) y puse cara de preguntarle qué se iba a llevar. La mujer miró al mayor de sus dos hijos, podría tener 7 años. "Bueno Mario, que está esperando el señor, ¿qué quieres comer hoy de pescado?, ¿quieres acedías?, ¿boquerones?, ¿un filete de pez espada?". El niño negaba con la cabeza y le decía a su madre con la mirada que se callara la puta boca, que ella ya debía saber que él no come pescado. "Ay, este niño siempre igual, que no quiere comer pescado con lo sano que es. Anda hijo, dime qué quieres comer". "Pareces tonta mamá, sabes que yo prefiero pizza, el pescado no me gusta y punto", le dijo el pequeño dictador. "En fin, pues nada hijo (esta vez el apelativo de hijo iba por mi) que no quiere pescado, qué le vamos a hacer". La madre, su agonizante autoridad, su cara de madre cansada y superada por el pluriempleo cotidiano (casi esclavismo) y los dos niños, se marcharon camino de los congelados donde el futurible delincuente colmaría, como de seguro era habitual, sus deseos caprichosos y arbitrarios con una jugosa pizza.

lunes, 27 de julio de 2009

Juego de niños

¿Es que no piensa salir del agua nunca?. !Lleva 20 minutos jugando como un niño!, pensé. "El oleaje está hoy superdivertido Carmen, ¿no vienes a bañarte conmigo?". Por supuesto que no, no soy una niña. Y si lo fuera tampoco me entusiasmaría revolcarme entre aguas embravecidas, llenas de algas y espuma blanca sospechosamente densa. Tu sí, tu puedes hacer lo que quieras. Y exhibir tu cuerpo de fantoche treintañero y barrigudo saltándo como si tu alegría no provocara la risa de nadie, como si el ridículo te resbalara y no te importara que yo tuviera que cargar solita con toda la vergüenza. Luego volverás como si nada, a trote descompasado, sin aliento (la lástima es que lo acabas recuperando) y, como siempre, se te ocurrirá alguna lastimosa broma sin gracia, como mojarme de ese estraño líquido que te cubre, mitad agua salada mitad sudor. Sudas mucho cariño. Y mirarás a las familias de nuestro alrededor con una sonrisa inútil buscando una complicidad que ellos intentarán evitar como sea, haciendo agujeros en la arena, buscando el refugio de una mirada tiesa, inerte, o huyendo al chiringuito a tomar una cerveza que no quieren tomar, que es cara y está caliente. "No, báñate tu cariño". Eso fue lo que le dije, el resto solo lo pensé. El resto era toda la verdad que me quemaba y que guardaba como si callara un tumor. Recuerdo que lo miré con todo el desprecio que pude. Por un momento, me pareció demasiado y me asusté. Luego intenté dormir sobre mi toalla, cansada y convencida de que en cuanto saliera de aquel baño patético, le diría todo lo que él, por estúpido, porque solo era un niño, jamás adivinaría sin oir la sentencia de mis labios.

Me pareció un pestañeo pero pasó media hora. En la playa no es fácil distinguir los gritos de alarma y auxilio de los que generan la alegría, los juegos o el esparcimiento. Todos huelen a sal y te llegan envueltos o empujados por una suave brisa que omite los matices de la desesperación y el miedo. Me despertaron los gritos. Luego oí temblar la tierra a mi alrededor. Decenas de personas pisaban la arena en una carrera frenética que no entendí al principio. Al incorporarme vi a mucha gente corriendo hacia la orilla. "Se está ahogando, mira, no puede nadar". Diferentes versiones escuché que contenían la misma información. Alguien se ahogaba. "Un niño", escuché. Lo volví a oir. Miré hacia donde se dirigían las brazadas de varios hombres, a un punto relativo donde debía estar el epicentro de la tragedia. Ya no había nadie. "Se lo ha tragado el mar", escuché que decían algunos niños que estaban en la orilla. "Pobre niño", pensé. Entonces busqué a Francisco entre los hombres que iban al auxilio del malogrado bañista. No lo distinguí. "Qué cobarde, seguro que se ha escaqueado del drama". De pronto sentí que un escalofrío me arañaba el vientre, lento y profundo, atravesándome el tronco hasta la espalda. Me miré incluso, por si sangraba. Yo estaba bien, pero me iba a morir. Pregunté como una loca por la orilla a todo el mundo. "Creo que se trata de un niño", "dicen que es un niño", "un niño, seguro". Pero Francisco no estaba. Ni vino nunca a incomodarme con sus bromas pueriles, ni a contarme sus aventuras de luchador temerario contra las olas terribles de aquel día, ni a sonreir estúpidamente como un adulto inconcluso, como un hombre imposible. El niño nunca fue encontrado. Francisco tampoco.

domingo, 19 de julio de 2009

Punto Final... y aparte.

Los que saben algo de Hiphop sabrán que están escuchando HipHop. Los que no, sabrán que están escuchando buena música. Los que llevamos más de media vida buscando alguna certeza sobre el misterio del HiHop pero vivimos la ambición de encontrarnos cada día con la música que no sabemos y estamos abiertos a los buenos sonidos vengan de donde vengan, sabemos que Punto Final es punto y aparte, que aquí se combinan con habilidad insólita paisajes de la más interesante electrónica, del mejor Triphop, del progreso bien entendido y de la mejor genética de la esencia del rap. Los que se arrodillan ante los aburridos preceptos del HipHop inmutable, o los que, aún peor, lo hacen antes las inclasificables estéticas posmodernas de este estilo (colorido estridente, gorras planas y perversiones peores, porque no se ven, se oyen), quizás no pasen del desconcierto, la increduilidad o la indiferencia. Los que sientan desconcierto o increduilidad aún pueden salvarse (por favor, seguid buscando, de eso a la curiosidad va un paso). Los otros solo pueden esperar el mismo trato. Los que nada sepan de este grupo onubense, aún están a tiempo porque lo último que están grabando seguramente sea, claramente, lo mejor del grupo hasta ahora. Los que apostamos porque grupos como Punto Final tengan el justo reconocimiento y los medios precisos para que sigan creando libremente, tenemos una misión: hablar de ellos.

Disfrutad y difundid.



http://www.myspace.com/puntofinalprods

PD: Yo no pertenezco a Punto Final. De mi música hablaremos otro día.

miércoles, 15 de julio de 2009

Conspiración de piscina.

Desde mi butaca no consigo leerles los labios pero estoy seguro de que algo se está cociendo tras esos bañadores horteras, esas sonrisas sudadas y esas barrigas planetarias. Ellos, los hombres piscineros, hablan sin apenas usar los labios. Solo los hacen funcionar para beber cerveza y para descojonarse de Dios sabe qué terrible y sanguinario chiste. Las mujeres cuchichean entre ellas, serias. El colorido insoportablemente escandaloso de sus bikinis cumple hábilmente con la labor de distraer a los curiosos, que apartan de inmediato la vista de tan peligroso corrillo. Llevo la última hora de la tarde construyendo la más que plausible teoría de que ellas se encargan de la logística. Hace solo un rato fueron a por unas cervezas para sus maridos... Sobre lo que traman el grupo de los cuatro (los hombres piscineros) aún no tengo una teoría fiable. Dudo mucho que el contenido de lo que parece "EL MARCA" sea la noticia del último despilfarro de Florentino Pérez. Hace un rato he visto con cierto temor cómo han llegado a iniciar acaloradas discusiones mientras se pasaban el periódico entre ellos. Esta gente no sale desarmada de casa. Aunque parece que, al menos por esta vez, los pormenores de lo que sea que están debatiendo (ajustes de cuentas, narcotráfico, quién debe la última ronda, etc.) no han pasado de tímidos desencuentros.
Los hombres piscineros no se bañan nunca en la piscina. Quizás las pistolas no sean sumergibles o puede que lleven consigo documentos de gran valor que podrían deteriorarse. Cuando las esposas deciden tomar un baño, ellos siempre dicen: "a nosotros lo que nos gusta es mojarnos por dentro", a continuación dan grandes carcajadas y beben de un sorbo sus cervezas al unísono y con precisión ritual. Inquietante cuanto menos. Hay algo que me tiene preocupado. Los últimos minutos, uno de ellos no para de mirame y de buscar, en una riñonera amarilla que pone "Pirelli", algo que espero no descubrir. Por suerte no ha encontrado nada, pero se acaba de levantar y parece con intención de acercarse. Estos hombres no necesitan armas para destrozar con sus voluminosas manos el cuello de cualquier mindundi. Ni necesitan una excusa para destrozarle la vida a cualquier entrometido dispuesto a revelar sus planes. Quizás deba correr. O mejor debería intentar ganarme su confianza. Infiltrarme. Vivir como ellos aún a riesgo de morir acribillado en un callejón o por problemas cardíacos derivados de ese estilo de vida, siempre en el límite de una colesterolemia. Da igual, a escasos dos metros de mi el hombre piscinero, gigante y redondo, ha impuesto una oscura sombra que me tapa más allá de donde llega mi vista. Sonríe. No es él el que está cagado. "¿Tienes fuego?". Tardo más de lo aconsejable, pero le digo que sí. Se enciende el cigarro con prepotencia (estoy casi seguro de que eso es prepotencia) y me devuelve el mechero con una sonrisa y un giño de su ojo izquierdo. Mantiene la mirada y con un saludo compasivo se da la vuelta y se marcha. Al llegar al grupo, alguien le pregunta algo y él me mira denuevo. Está claro, saben que lo sé. Esto ha sido un claro aviso de que ha llegado el fin de mi espionaje de piscina.

viernes, 10 de julio de 2009

Miedo a olvidar

No quiere olvidarme, por eso no paramos de follar. Cada noche, desde que vimos al médico, es ella la que se ocupa del preservativo, mientras yo disimulo estirando la cama. Entonces yo le sonrío por compasión, porque tiene derecho a no perderlo todo. A continuación me sonríe ella, en velado agradecimento, como un latigazo de desesperación, intentando hacerme felices los 4 meses que me quedan.

sábado, 27 de junio de 2009

El niño condenado a genio.

La autenticidad tiene un precio. Mi padre intentó explicármelo hace muchos años poniéndome de ejemplo la tempestuosa y recortada vida del legendario cantaor flamenco Camarón de la Isla. Como era predecible (para cualquiera menos para mi padre), un niño de 6 años, por lo menos en los ochenta, no sabía muy bien lo que era la heroína ni la relación que la droga acostumbraba a tener con el mundo del espectáculo, en aquellos tiempos o en estos. Necesité algún año más para comprender aquella cotidiana asociación, que mi padre apenas sabía expresarme, entre extravagancia y genialidad, creatividad y excentricidad, arte y locura. Estos días, en que la vida y obra del universal Michael Jackson es obstinada noticia en todo el mundo debido a la muerte del ídolatrado artista, vuelven a rondarme aquellas indescifrables corelaciones que tanto me fascinaban en la adolescencia.
Habríamos de construir un psiquiátrico gigantésco si nos planteáramos la posibilidad de meter en él a todos los genios más o menos majaretas de la historia. En nuestra ilustre y desvariada lista cabrían todo tipo personalidades. Demócrito, que se quitó la vista para pensar con mayor lucidez y crear la teoría sobre la estructura del átomo. Antonin Artaud, poeta con trastorno bipolar que dirigió el laboratorio de experimentación de los surrealistas, empeñados en desentrañar y aprovechar al máximo los mecanismos del cerebro y de la locura (Dalí y su método paranoico-crítico es uno de sus exponentes). Vincent Van Gogh, el inolvidable pintor que fue incapaz de hacer convivir al artista con su sufrimento existencial. El matemático John Nash, que inspiró la película Una mente maravillosa. O el famoso caso del cerebro de Albert Einstein, del que se piensa que sufría ciertas anomalías estructurales en el lóbulo izquierdo que podrían estar relacionadas con la genialidad del creador de la teoría de la relatividad.
Lo cierto es que la ciencia se empeña en desmitificar tan literaria asociación. La mayoría de los esquizofrénicos tienen un coeficiente intelectual límite o por debajo de la media. La depresión o la ansiedad no son precisamente desencadenantes de las mejores ideas, sino todo lo contrario, dificultan el pensamiento racional ubicado en el cortex prefrontal. Sin embargo, el entorno familiar y cultural y las experiencias en la infancia sí parecen mostrarse como detonantes de ciertos desarrollos extraordinarios de la inteligencia y la creatividad. Según Francisco Mora, catedrático de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid: "las facultades creadoras ya existen antes de manifestarse la enfermedad. Proust, debido a la alergia que tuvo de niño [síndrome de EPOC], nunca más pudo llevar una vida normal. Se dice que su genialidad se debe a su necesidad de recrear algo que él nunca más podría sentir. En la selva, aislados, un Mozart o un Einstein hubiesen sido como chimpancés. Hay que tener en cuenta que el 75% de nuestro cerebro se hace con el ambiente. La insatisfacción es lo que empuja al genio a crear, y eso tiene un fundamento neurológico".
¿Puede llegar a ser "normal" una persona idolatrada desde la más tierna infancia?. ¿Es necesario romper con la cuadratura cultural en la que nacemos y que mamamos para crear de manera radicalmente innovadora?. ¿Cuáles y cuántos cables deben quemarse para que el cerebro pueda reconstruir, desde un hipotético caos interior, la luz de una personalidad excepcional?. Jackson llegó a pervertir su propia humanidad con comportamientos que solo pueden entenderse desde el esperpento "valle-inclanesco". Aún así, el genio loco que fué y que asombró al mundo con su estilo insólito, su genuina definición plástica del ritmo y su creatividad, pudo ser solo una victima. La víctima de una infancia desvirtuada, sustraida de su equilibrio emocional y que lo condenó a aspirante a niño imposible y malcriado hasta el día de su muerte. Descanse en paz el niño condenado a genio.

miércoles, 24 de junio de 2009

Condenado a besar

Con el primer beso empezaron las mentiras. Mentí para reconfortar a tías solteronas o malqueridas. Mentí a primos próximos y lejanos, a desconocidos que mis padres llamaban "compadres" y que eran diestros embusteros, a ancianos monstruosos. Mentí hasta los catorce, cuando Patricia, que solo tenía un buen culo, me sinceró un beso nervioso y me reveló la ternura posible de unos labios. Lo terrible es que mentir no se olvida y que los padres, por imperativo profesional, son gilipollas. Enseñar a besar es una indecencia.

lunes, 15 de junio de 2009

¿Cómo se hace una maleta?

Tengo todo lo necesario para, al fin, hacer feliz a mi esposa. Toda la ropa enredada, peleándose sobre la cama; las puertas bien abiertas, esperándome; la certeza de que ella lleva poniéndomelos al menos 6 meses; incluso he calculado con rigor lo más importante, el espacio necesario donde meter todo mi precario vestuario. Pero cuando ella me dijo: "así que ya sabes, hazte una maleta y largo", no me explicó ni un poquito cómo se hace una maleta. Así que aquí estoy, dudando si llamar a un maletero o buscar en internet algún manual que titule algo así: "Cómo fabricar una maleta fácil y rápido".

sábado, 6 de junio de 2009

Tres historias de los clásicos "Cronopios" de Cortázar.

No todos los escritores llegan a adaptarse a la vida en las nubes. La mayoría, de hecho, busca el contacto con el suelo anhelando el con-suelo de unas normas bajo las que regir su enjaulado y temeroso arte. Julios Cortázar no tenía vértigo, vivía a sus anchas en los espacios abiertos y desprotegidos. Por eso su escritura nunca es predecible, ni encorsetada si quiera. Cortázar no anda, vuela sobre la plana realidad y escribe sobre ella con libertad, mirando siempre con sus propias gafas para ver de lejos. Lo que Cortázar ve, no se puede ver pisando el suelo de las palabras que usan los autores terráqueos. Algunos autores, ya han cortado sus alas y pisado sus gafas. Dejad que Cortázar os enseñe cómo se mira desde las nubes.


Vialidad

Un pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca terriblemente y saca una libreta con tapas azules.

-¿No sabe manejar, usted? -grita el vigilante.

El cronopio lo mira un momento, y luego pregunta:

-¿Usted quién es?

El vigilante se queda duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que no hay error.

-¿Cómo que quién soy? ¿No ve quién soy?

-Yo veo un uniforme de vigilante -explica el cronopio muy afligido-. Usted está dentro del uniforme pero el uniforme no me dice quién es usted.

El vigilante levanta la mano para pegarle, pero en la mano tiene la libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y él no podrá contestarlas ya que no sabe quién se las hace y entre desconocidos uno no puede entenderse. (1952)



Almuerzos

En el restaurante de los cronopios pasan estas cosas, a saber que un fama pide con gran concentración un bife con papas fritas, y se queda deunapieza cuando el cronopio camarero le pregunta cuántas papas fritas quiere.

-¿Cómo cuántas? -vocifera el fama-. ¡Usted me trae papas fritas y se acabó, qué joder!

-Es que aquí las servimos de a siete, treinta y dos, o noventa y ocho -explica el cronopio.

El fama medita un momento, y el resultado de su meditación consiste en decirle al cronopio:

-Vea, mi amigo, váyase al carajo.

Para inmensa sorpresa del fama, el cronopio obedece instantáneamente, es decir que desaparece como si se lo hubiera bebido el viento. Por supuesto el fama no llegará a saber jamás dónde queda el tal carajo, y el cronopio probablemente tampoco, pero en todo caso el almuerzo dista de ser un éxito. (1952-1956)



'Never stop the press'

Un fama trabajaba tanto en el ramo de la yerba mate que-no-le-quedaba-tiempo-

para-nada. Así este fama languidecía por momentos, y alzando-los-ojos-al-cielo exclamaba con frecuencia: "¡Cuán sufro! ¡Soy la víctima del trabajo, y aunque ejemplo de laboriosidad, mi-vida-es-un-martirio!".

Enterado de su congoja, una esperanza que trabajaba de mecanógrafo en el despacho del fama se permitió dirigirse al fama, diciéndole así:

-Buenas salenas fama fama. Si usted incomunicado causa trabajo, yo solución bolsillo izquierdo saco ahora mismo.

El fama, con la amabilidad característica de su raza, frunció las cejas y estiró la mano. ¡Oh milagro! Entre sus dedos quedó enredado el mundo y el fama ya no tuvo motivos para quejarse de su suerte. Todas las mañanas venía la esperanza con una nueva ración de milagro y el fama, instalado en su sillón, recibía una declaración de guerra, y/o una declaración de paz, un buen crimen, una vista escogida del Tirol y/o de Bariloche y/o de Porto Alegre, una novedad en motores, un discurso, una foto de una actriz y/o de un actor, etc. Todo lo cual le costaba diez guitas, que no es mucha plata para comprarse el mundo.

jueves, 4 de junio de 2009

Tu no sabes lo que es el éxito.

- ¿Has sentido alguna vez cómo es que te arranquen el alma, amigo mío? Seguro que tu no sabes qué se siente cuando de pronto se cierra el grifo mientras te estas dando el más extasiante y lujurioso baño de éxito. Sentir el regocijo de las miradas, abrumadas por la simple cercanía de tu presencia. Apuesto a que nunca has sentido el vértigo de esa enormidad y que, por lo tanto, no has sentido el aterrador vacío de la indiferencia, la muerte cruel del ostracismo repentino de quien se sintió el colmo. El éxito es una comida copiosa y el fracaso, el obligado postre, querido amigo, azúcar y veneno deshaciéndote las entrañas.
- Yo no comprendo ese dolor, amigo que acabo de conocer en este bareto infame. Pero te puedo decir que yo solo he conocido el éxito. Tengo reconocimiento, algo de dinero, sexo nada despreciable, pero ¿sabes?, cuando llego a mi casa y mi perro me organiza una fiesta de cariño desbordante, nunca pienso que "Toby" lo hace por codearse conmigo o para invitarme a una copa. Mi perro me pone en mi sitio cada día a lametazos.

miércoles, 27 de mayo de 2009

El pescadero contra la escama: (1) Hay trabajos peores.

- Cuando acabe con los cortes, le arrancaré la cabeza, ¿o prefiere conservarla?, eso sí, partiendole la boca y sacándole los ojos- No se porqué, pero las mujeres siempre dudan un poco más que los hombres. Al final, casi siempre eligen conservar la cabeza. Entonces empuño mi cuchillo y siento cómo la afilada hoja penetra abriendose paso entre la carne con mucha precisión y dejando a su estela pequeños rios de sangre. Me encanta mi trabajo. Y creo que a ellos también les gusta, a tenor de las sonrisas que me devuelven cuando ven sus merluzas perfectamente preparadas.

miércoles, 15 de abril de 2009

La Semana Santa y el sexo.

Si hay algo que me congela la libido, esa es la Macarena. Y no me refiero a la cajera veinteañera del super del barrio, sino a la que me tiene atrapado aquí desde hace una hora, secuetrado por un tumulto de gente, más o menos cofrade, de fe gaseosa y que huele a exceso de lágrima y colonia. !Qué diferencia con los Domingos de Ramos de cuando yo tenía 15 años! Entonces, cada incursión en las aglomeraciones resultaba una orgía y cada estrujamineto humano, otra oportunidad para curiosear las tan inaccesibles como deseadas curvas femeninas. Hoy, sin embargo, cuando mi novia me espera en su casa con la promesa de un jueves santo de pasión verdadera, los fans de una virgen me obligan al celibato. Mientras, ella, la santa, que camina con ese contoneo vacilante del beodo, que mira con la sempiterna expresión de cuando yo tenía quince (y de antes), no parece sentir más que indiferencia, acaso aburrimiento, ante las emociones de sus fieles y las de este calenturiento infiel. Sevilla es pura excentricidad.

lunes, 13 de abril de 2009

Incomparable, insoportable, imprescindible...Javier Corcobado.

Si no lo conoces, te va a dejar sin adjetivos para definirlo. Te va a parecer genial por su lírica, interesante por su música, extraño por su actitud y su voz y horrible por su canto. No sabe cantar, pero te parecerá una suerte. Este tío no tiene que cantar bien, solo tiene que desahogarse con libertad, a su aire, sin condiciones. Solo hay que dejarle ahuyentar a los lobos con su desgarro mientras se fuma las horas de clases de afinación en un bar o en cualquier otro retiro poético. No vas a tener una opinión precisa sobre su música, olvídalo. Pero quizás sí te quedes con un sabor raro en la boca, como cuando pruebas un licor desconocido o una boca nueva. No sabes si quedártela. Si cambiar de boca o de marca de cigarrillos porque no tienes claro que merezca la pena apostar ciegamente. Pero sí sabes que no perderás la oportunidad de volver a provarlo, porque descubrirlo sí ha merecido la pena.

Este es el vídeo del single de su último disco: "A nadie".




Javier Corcobado es un músico, poeta y novelista nacido en Frankfurt (Alemania) en 1963, hijo de emigrantes españoles y criado en Madrid. Es conocido como el duque del ruido y tenido por la crítica mucho tiempo como el príncipe del underground en España. En los años ochenta comienza su carrera con grupos arriesgados como 429 Engaños, con el cual graba una maqueta de mala calidad; Mar otra vez, en donde graba sus primeros LP's, ahora material de culto en España y Mexico; Demonios tus ojos, con los que graba un disco homónimo. Demonios tus ojos fueron teloneros de Sonic Youth, para después disolverse.
En 1989 saca su primer disco en solitario, Agrio Beso, caracterizado por la experimentación y los toques vanguardistas, así como la canción melódica. En este año edita su primer poemario "Chatarra de Sangre y Cielo".De 1991 a 1995 sacaría tres discos con la banda Corcobado y Los Chatarreros de Sangre y Cielo. De esta formación destaca la creación de "Arco iris de lágrimas", uno de sus discos más memorables. Ya en solitario sigue activo en la literatura y sobre todo en la música editando 8 obras más hasta nuestros días: Boleros enfermos de amor vol.2 (1996), Diminuto cielo (1996), Corcobator (1999), Una época de grabaciones accidentales (Recopilación) (2002), Fotografiando al corazón (2003), Editor de sueños (2006), Canciones Insolubles (1989 - 2006)(Recopilación) (2007) y A Nadie (2009).

En lo que a literatura se refiere a editado 4 obras: Chatarra de sangre y cielo [Poemario] (1990), El sudor de la pistola 13 [Poemario] (1996), El amor no está en el tiempo [Novela] (2005), Yo quisiera ser un perro, Arial, 2007.

miércoles, 25 de marzo de 2009

El pescadero contra la escama: (2) Un mito (casi) imposible

Yo solo tenía la mitad de sus cuarenta. Ella, con el kilo de boquerones ya en su poder, urgaba y urgaba eléctricamente dentro del bolso como quien teme encontrar demonios, como quien busca no encontrar nada. "Pedro, hijo, perdona, no encuentro la cartera, ¿te importa pasarte esta tarde por mi casa para pagarte el pescado?", me dijo algo nerviosa y con una sonrisa exageradamente lasciva, como de prostituta novata (el labio superior le temblaba como a mí las hormonas). Al momento, supe dos cosas: una era que el vertiginoso escote de su camisa no se debía al casual accidente de un botón y, la otra, que no todas las batallitas que solía contar mi tío, el frutero, eran milongas.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Gracias Domingo.

"Por fín lo veo sonreir cuando entra al salón. Toda la semana esquivándome, huyendo de mi prescindible preocupación de padre. Siempre me condenó al fracaso, o yo a él. Recuerdo que primero rechazó la guitarra, luego fue la pesca, y ahora los cigarrillos. No soy su tipo. Pero hoy... hoy es de esos días que puede ser diferente. Quizás, incluso descubra a quién le mete mano cuando sube acompañado a su cuarto; si a Juan o a Margarita o a ambos. ¿Habrá aprobado el examen de inglés?"
-!Joder papá, espabila, que ya ha empezado el partido!

jueves, 12 de marzo de 2009

Los blancos también sufren estrés


Eliminar formato de la selección





Siempre necesitamos pruebas físicas. El esfuerzo, la decadencia o el éxito deben ser contrastados con evidencias visuales. No basta con sentirse feliz o con estar sintiéndose deborado por la desesperación, además hay que convencer de que esto es así. Y este imperativo social, garantía de negocio para cirujanos plásticos, hosteleros e investigadores de píldoras antidepresivas entre otros, es una de las armas más eficaces con las que cuentan los asesores de imagen de nuestros (o vuestros, o suyos) políticos. A Obama se le pone el pelo blanco y el revuelo que se organiza es planetario. No es mi intención sembrar la duda sobre si las canas son postizas o veraces, daría igual. La sospecha, en cualquier caso, surge cuando se percibe cómo uno de los grandes dramas del hombre maduro, la aparición de esas huellas inaceptables del tiempo y la experiencia que son las canas, son convertidas en trofeo, en gloria del encanecido. Cuando es Obama el damnificado, la presencia de pelos blancos justifica dos cosas: que el drama de la crisis mundial no es moco de pavo y que "el hombre que reinventó la esperanza" (parafraseo a un conocido) no está felizmente desparramado sobre el mullido sillón del despacho oval indiferente al caos. La opinión pública es un camaleón imprevisible, hoy se muestra de un color apasionadamente y mañana torna a otro sin compasión. Obama lleva 50 días en el cargo y muchos de los que le rodean ya piensan en (con la que está cayendo) conservar intacta o mejorar en lo posible su imagen. ¿Cómo?, afeándolo inteligentemente con unas canas de currante vulgar, preocupado y responsable. Llamadme mal pensado.

Pero, ¿qué pasa con los blancos? Pues hay que reconocer, que los blancos también sufren de estrés. Nadie parece caer en la cuenta de que Zapatero, el hombre del cambio tranquilo, el de retirar las tropas de Irak, el del matrimonio homosexual, el de "vamos a follar...", también ha sufrido un cierto deterioro físico en los años que lleva con nosotros. Como vivimos en una democracia, ( el sesgo de la percepción según las afinidades políticas disculpa cualquier maldad, o eso nos enseñan los políticos) podemos estar seguros de que tras la afirmación: "este Zapatero, demasiado bien se conserva", unos verán entereza, maravillas del optimismo antropológico y salud; y otros verán indolencia, pasotismo y poca verguenza en definitiva. En cualquier caso, suficientes o insuficientes, las marcas del rigor de la vida presidencial ahí están. Marcas que empiezan a ser pliegues profundos, visibles no solo en su piel, sino también en el apoyo y la confianza de la gente.

Zapatero está en estos momentos ciertamente enpequeñecido. Tiene ahora más presencia de político, con más aplomo y confianza en sí mismo. Y aunque el ritmo de su oratoria sigue siendo tedioso y previsible, ha ganado en gravedad y oficio. Sin embargo, por momentos, desaparece. Y no se sabe bien si es que está escondido, o sigue ahí, pero tan pequeño y reducido que nadie puede verlo. ¿Se lo habrá tragado el monstruo de la crisis? Hay varios medios muy interesados en dar la noticia, así que si aún no tenemos la exclusiva en las manos será porque sigue con vida. Zapatero tiene varios "Godzillas" que lidiar además del de la crisis, una crisis inabarcable y espuria, cada vez más desenraizada y que nadie alcanza a medir. Pero otro de los monstruos que lo amenazan se llama Euskadi. Allí, un resultado que en un principio pareció el éxito que paliaba el fracaso gallego, está condenado a frustración y desengaño. Aliarse con el PP supondrá el rechazo de un electorado que se puede sentir traicionado. Supondrá además la expresión de una actitud frentista que emulará los pasados gobiernos nacionalistas; un posible recrudecimiento del extremismo soberanista; la pérdida de un aliado seguro en el parlamento; etc. Si por el contrario, prueba a gobernar con el PNV, el PSE se expondrá a perder la lehendakaritza; a renunciar al vuelco político e histórico que supondría un lehendakari socialista; a que el PP tuviera otra arma arrojadiza que usar en Madrid; etc. Ninguna solución es gratis, pero gobernar junto al PP, a priori lo más probable, defraudará en Euskadi y reeditar ese gobierno resultará casi imposible. El otro monstruo, el gallego, ya se ha cobrado su víctima, Touriño. El culebrón (un monstruo reptil) de los jueces, Garzón, las escopetas y la imprudencia, se tragó a Bermejo. Y el último fracaso colosal vaticinable. es el de la más que probable pérdida del Pez gordo, Pedro Solbes.

No son momentos fáciles para Zapatero. A sólo un año de su segunda victoria electoral, el presidente vive esquivando errores propios y trampas ajenas, componiendo puzzles imposibles y combatiendo monstruos conocidos y desconocidos. Necesita buenas noticias, noticias ansiolíticas, algo improbable en estos tiempos. Mientras, el estrés sigue deteriorando su imagen, a la par que su credibilidad... al contrario que a Obama, misterios de la oportunidad política.

jueves, 5 de marzo de 2009

Pobre papá

Ya se ha cerrado la puerta. Al otro lado, el señor que lo decidirá casi todo espera a mi padre con dos algoritmos resueltos: la sonrisa y la decisión de dar, o no, trabajo a mi padre. Cuando me alisté en esta misma empresa, mi padre me sentenció con una mirada entre compasiva y decepcionada. Él siempre tuvo su propio negocio, yo le emulé, pero lo abandoné por despreciar su ambición y su orgullo. Hoy la hipoteca de la casa en la que vive, la pago yo. Pobre papá si consigue el trabajo. Pobre de mí si lo condenan al paro.

sábado, 28 de febrero de 2009

Cuando el mejor hip-hop no necesita palabras

Sencillez y simplicidad no son lo mismo. Eso lo sabe bien este artista nipón, al que, tras descubrir su música, coloqué en el Olimpo de los mejores productores de hiphop instrumental (abstracto) de los últimos tiempos, al nivel de los más grandes: DJ Krush, DJ Cam, Bonobo, etc. Espero que lo disfrutéis y que os despierte las emociones tanto como a mi.

Nujabes: Reflection Eternal



Jun Seba (せば じゅん), cuyo nombre artístico, Nujabes, es un anagrama de su nombre real. Su música destaca por una fluida fusión entre el cool jazz, el hip hop y el soul. Con frecuencia, recurre a samples de artistas como Miles Davies o Yusef Lateef, con lo que logra crear atmósferas cálidas y sugestivas. Sus álbumes se caracterizan por la expresión abstracta de su rico imaginario musical. Nujabes ha publicado dos álbumes en Japón, Metaphorical Music en 2003 y Modal Soul (2005).

Nujabes fue elegido por Shinichirō Watanabe para realizar uno de los temas de su Samurai Champloo, un anime que mezcla la ambientación en el Japón medieval con anacronismos modernos, sobre todo, relacionados con la cultura hip-hop. Adicionalmente, ha colaborado con varios artistas de hip-hop (CYNE, Apani B, Five Deez, Substantial, CL Smooth, Terry Callier, Funky DL). Nujabes también es uno de los componentes del dúo Urbanforest, un proyecto experimental que comparte con Nao Tokui.

miércoles, 25 de febrero de 2009

La dignidad de una maza

En la mañana de ayer muchos nos despertamos perplejos y emocionados al presenciar el gesto más revolucionario visto en el País Vasco desde hace muchos años. Un hombre, empuñando con furia el arma de la dignidad, se ha avalanzado sobre un símbolo de la ignorancia política vasca, destrozando a su paso el mobiliario de un bar y el honor de los que hace unas noches celebraban allí la bomba de ETA que destrozo su casa. Su casa.
No hay un lugar en el mundo comparable a tu casa. Es el lugar donde uno debe ser sin miedo. Donde uno decide sin vergüenza si debe ser limpio o sucio, leal o deshonesto, uno mismo o el que conocen otros. Y si hay un lugar que debe ser la prolongación de esta libertad personal y responsable, ese es tu país, tu ciudad, tu pueblo. El hombre de la maza acababa de reformar su casa, como quien estrena esperanza o sonrisa. Intentaba mejorar su mundo, su casa y, por lo tanto, su libertad. Hace unos días, los necios iracundos reivindicaron su libertad destrozando la de este hombre. Por eso, ayer por la mañana, el hombre de la maza que ya no tenía casa ni libertad, decidió perder la cabeza (también) y salir al encuentro de la justicia. Y también usó la violencia, fórmula dudosa, sí, pero noble en su caso. Lo hizo a cara descubierta, ante el ojo amenzador de los violentos innobles que derrochan cabreo y cobardía. A gritos maldijo, rompió, y se entregó sin oposición y sin miedo aún. Digo aún, porque el miedo siempre llega, aunque él le haya ganado al miedo el tiempo suficiente para dar a ese país una lección inspiradora (que no ejemplar).
Ellos, los otros, amparados por la oscuridad de la noche lo han llamado fascista. Demasiada manipulación para una tierra tan noble... La ignorancia os mantiene presos de una violencia que las ideas no necesitan. !Salvaos!, o un día serán muchos los de la maza.

La realidad II: Tres cervezas y tres whisky

Tengo que beber más. Cuando como hoy limito demasiado la ingesta de priva, una enfermedad que mezcla insomnio, pensamientos caprichosos y desasosiego me condena en la hora del silencio y el sueño. Son las tres de la madrugada y sigo buscando la postura mágica. Pero nunca llega. Y es que la cama no tiene la culpa de esta inquietud, cortesía de una dosis química precaria, insuficiente, mal calculada. A estas alturas de mi vida, sé sobradamente cuánto debo beber para romper la barrera de la consciencia, pero hoy la he cagado. Si se sale a beber hay que buscar la frontera etílica, otra cosa es suicidarse. En fin, al menos a mi lado la tengo a ella. Una mujer dormida que me da la espalda regalándome toda su confianza. El peso al otro lado de la balanza que equilibra esta angustia insufrible. Un cuerpo desnudo, un alma tranquila, una persona...Joder!!, pero, ¿cómo se llama?, no lo recuerdo... ¿será un lapso mental por el puto insomnio?. No, realmente, !no sé quien es!. No sé si me atrevo a darle la vuelta para buscar su cara... !Dios!, esta no es mi mujer, y ¿de dónde ha salido?. Pero, ¿alguna vez yo he tenido mujer? La confusión ha apagado toda certeza. Estoy despierto pero no veo luz alguna. Si es que lo sabía... tengo que beber más.

miércoles, 18 de febrero de 2009

La realidad

- Entonces, ¿usted no lo llamaría "fantasía"?
- No doctor, yo más bien diría que es un acertijo terrorífico, un castigo místico y alucinógeno, un ...
- Bueno, bueno, explíqueme otra vez qué ve o siente cuando decide irse a dormir.
- La cama siempre está humeda y el olor a sal fulmina cualquier matiz. En cuestión de segundos el colchón comienza a mecerse y oigo el vaivén del mar bajo la cama. Empiezo a notar golpes bajo el somier y cuando al fin me atrevo a mirar sobre mi pecho más allá de esa balsa de sábanas, veo como las aletas de los tiburones emergen del agua fugázmente, avisos inclementes de la sentencia que sobre mí pesa y que nadie sabe cuando pagaré. Solo al alba, se marchan uno a uno hasta desaparecer todos.
-Vamos a ver don Julio. Tiene usted que entender que lleva 10 meses sin dormir prácticamente, los mismos que han pasado desde que Raquel le abandonó, ¿no es cierto?
- Si doctor, primero se la comieron a ella y ahora vienen a por mi.

lunes, 9 de febrero de 2009

El secreto

No se como le sentará a Marta lo de mi secreto. Todo secreto engendra un número incontable de mentiras y yo sustenté mi secreto en cientos de ellas: lo de que nací en ese pueblo tranquilo, sensato e invisible de Logroño; lo del resbalón tonto que me regaló la cicatriz de la cabeza; lo del problema renal que me provoca ganas incesantes de ir al baño; etc. Los humanos mienten con la tranquilidad de saber que es parte de su naturaleza. Todos lo hacen. Yo soy un traidor. Nosotros nunca mentimos y yo no dejo de hacerlo desde hace 25 años. No se como le sentara a Marta que soy de otro planeta.

sábado, 31 de enero de 2009

¿Me siguen?

Se nota que no son profesionales, pero no me quitan el ojo. El cuponero cojo de la esquina dismula fatal la persecución visual que me hace todos los días por la calle. Tampoco mi vecino en el portal demuestra mucha pericia de espía. Sé que no estoy tan buena como para ser la diana del deseo de tanto desconocido, asi que está claro que (aún no se el motivo) me siguen. En el super, Alfredo el charcutero lleva sies meses muy interesado en saber qué guardo, qué oculto en mi misterioso bolso siempre que meto la mano para hurgar. Lo pillo siempre que voy a sacar la cartera para pagar. Al volver a casa , siempre lo hago sonriente, porque cada mañana es emocionante. Siento que algo se está cociendo en torno a mi... y me da igual si esta aventura es real, o sólo un juego imaginario que me rescata de los días.